¿Qué pasa después que hago una sesión de TRE?

Son muchas las interrogantes que se presentan tras realizar una sesión de Terapia de Respuesta Espiritual (TRE) y la verdad es que al ser un método de sanación posee un proceso que llamamos periodo de decantación o de sanación. Este proceso consiste en experimentar cambios en el organismo y en la forma de sentir y pensar, que puede resultar algo molestos. Este periodo puede tardar entre 21 y 40 días.

No obstante, para que una terapia, sea cual fuere, dé resultados, debe haber una integración en la conciencia de los individuos sobre la situación actual. No basta con haber ido a la sesión para que exista una sanación inmediata, pues tanto el alma como el individuo deben aceptar el proceso de liberación de programas de vida presente o vidas pasadas, arquetipos, eventos de vida actual y energías discordantes, entre otros. En la medida en que el Alma es reconocida y se acepta su origen, se asume la responsabilidad de todo lo que se ha creado en la vida.

Las sensaciones o síntomas pueden variar de persona a persona, y pueden ser tan leves como una pequeña molestia, o tan desgastantes como un resfrío que no se cura fácilmente. La liberación de cuestiones estancadas o de toxinas físicas o energéticas, se lleva a cabo por medio de 5 vías principales: La piel, El Colon, La orina, Sistema Respiratorio y Las Emociones.

Los síntomas mentales-emocionales que podemos experimentar durante un periodo de Sanación son: Ira, Tristeza, Aversión, Miedo, Odio, Ansiedad, Somnolencia. Sin embargo, estos síntomas son más frecuentes en terapias que usan o liberan energías/emociones atrapadas de forma directa como el caso del Reiki.

Aunque realmente TRE es una herramienta fantástica para la conexión divina y la sanación intrínseca, muchas veces las personas asisten a la terapia en busca de soluciones mágicas y usándolas como “muletas” para tomar decisiones propias. Ningún método espiritual debe ser tomado como parte de un vicio que impida vivir el presente a plenitud, pues justamente de eso se trata, de apoyar los procesos de sanación de los individuos no de ser una herramienta salvavidas ante las situaciones decisivas de cada persona.

Una sesión de TRE no elimina las lecciones que cada uno de nosotros vino a aprender, que seguimos experimentando y creciendo dentro y fuera del cuerpo físico. La rapidez con que se den los cambios también va a depender de la receptividad que se tenga a la terapia y de la aceptación que tenga el alma ante la limpieza efectuada. Hay que siempre recordar que cada persona vino a experimentar vivencias con la idea de sanar.

Un ejemplo sencillo de programas negativos que pueden ser limpiados con TRE, es el caso de una persona que cada vez que quiere irse de vacaciones, el solo imaginarse que debe comprar el boleto aéreo le genera una gran ansiedad que puede hasta inmovilizarlo ya que posee un pánico indecible e inexplicable a los aviones. Esto posiblemente se deba a malas experiencias de vidas pasadas, donde haya tenido algún percance con una aerolínea o en un avión; él no lo recuerda pero su alma si puede y le advierte que no debe acercarse. Estos son los Programas Negativos que perjudican y bloquean los avances de toda índole.

Igualmente, se pueden presentar bloqueos que impidan alcanzar metas o el propósito de vida, así como bloqueos a los principios de sanación. Una vez que se limpian se presenta una mayor oportunidad de mantener, crear o encontrar lo que se está buscando. Es una herramienta útil para liberar fobias, adicciones, depresiones y patrones de comportamiento.

TRE es un proceso espiritual “pedagógico” que ayuda al alma a reconocer el propósito de los programas instaurados y almacenados en el subconsciente, provocando la liberación de tremendas sobrecargas emocionales y dando a la persona la oportunidad para explorar la vida de una forma totalmente nueva.

Ahora bien, ¿Qué hay que tomar en cuenta luego de una terapia de TRE?:

• Serenidad y aceptación: es necesario asumir que existen seres celestiales que están para ayudarnos cuando lo pidamos, por ello es importante que cada persona confíe que la terapia, guiada por un grupo de seres espirituales que llamamos YO SUPERIOR, le brindará los resultados que espera.

• Descanso: Hay que dar oportunidad a que el alma pueda asumir la limpieza de los programas, bloqueos y energías discordantes. La misma puede repetirse cuando la persona lo sienta, tomando en consideración que en la nueva limpieza pueden surgir nuevos asuntos que deban ser tratados.

• Tomar conciencia: los eventos que ocurren en la vida parten de ciertas leyes como la ley de causa y efecto, la ley de atracción o la ley del bumerang; quiere decir que todas las acciones que se efectúan en la vida, a las que se les asocia una emoción, tienen consecuencias en el futuro o, tal vez, de forma inmediata. Entonces, cada vez que se enfrentan situaciones desconcertantes hay que preguntarse ¿Qué estoy haciendo o hice que provocó esto o aquello? Todo lo que pasa en la vida está en el orden y el momento correcto. No existen lo que llamamos casualidades.

• Quererse a sí mismo: Realizar actividades que den placer. Cuidar la alimentación, hacer ejercicios. Vigilar los pensamientos y las palabras (“Las palabras son sagradas”). Rodearse de personas positivas, alejándose de las que generan incomodidad, descontento o que solo hablan de sucesos negativos. Hay que recordar que la realidad está en cada persona, y la realidad de otros no tiene que ser la nuestra.

• Agradecer: hay que regocijarse con las cosas buenas y positivas. La crítica, el juzgar y el chisme solo atraen más eventos negativos. Hay que celebrar las cosas buenas y amorosas, no solo propias sino también de los demás y del ambienta (país, región, etc.). Esto incrementará el potencial positivo.

• Perdonar: Para que exista el verdadero perdón, debe existir un acto de contrición donde se vean reflejados todos los factores que dieron origen a algún tipo de resentimiento. El perdón debe surgir del amor y para ello, cuando esa evocación se presente, debe estar acompañada de afecto y reconocimiento. Cada persona que viene a nuestra vida tiene un papel que debe cumplir para que aprendamos de él. Dar gracias por el rol que vino a desempeñar y liberarse de cualquier forma de rencor es el principal acto de salvación.

Robert Detzler, en su libro Renacer del Alma, menciona que es de suma importancia que reconozcamos que somos parte integral del Todo y que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios:

“… el propósito divino para cada uno de nosotros es recordar que somos Luz y que debemos reconocernos, así como Dios nos conoce. Todo el mundo puede lograr este objetivo. Algunos de nosotros podremos hacerlo en unas cuantas vidas. Otros tendrán que experimentar cientos de miles de vidas antes de convencerse de que el mundo es su escuela y de que están aquí para aprender sobre Dios y su conexión espiritual y no solamente como creen algunos para vivir, ganar dinero, levantar una familia y morir. “

Rita César

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